You're a Tallent [Elisabeth M. Rolland]

- ¡Hey, Bonnie, gracias por los chocolates! -le grité a la chica que pasaba a toda velocidad en unos patines a la puerta de la cafetería. Ni siquiera me volteó a ver, pero hizo un imperceptible asentimiento con la cabeza para dar a entender que me había escuchado. Sonreí, abrigándome un poco más, hacía frío esta tarde y para el colmo, sólo llevaba un jersey de lana muy delgado que sólo hacía que el gélido viento se colará hasta hacerme tiritar.

Empujé la enorme puerta de vidrio, haciendo que rebotará otra vez hacía mi y entre con rapidez a la cafetería. Habían encendido la calefacción, por lo que pude notar, y había varios estudiantes sentados charlando o disfrutando de un bocadillo. Pasé caminando por entre las meses, deteniéndome algunas veces para saludar a aquellos que conocía, pero la mayor parte eran estudiantes de Gellen y algún que otro grupito alejado de los Athled y los Madden. Todavía no había visualizado a ninguno Tallent, eso me desánimo un poco, quería hablar con alguien siquiera un rato.

Suspirando, fui a tomar asiento a una de las mesas al lado de la ventana, dónde al parecer, habían dejado un vaso de espumoso chocolate a medio tomar, unos deditos de pan crocante y servilletas desperdigadas por ahí. Vaya que no eran muy ordenados, pensé, recogiendo las servilletas y apilándolas dentro del vaso.

En ese momento, una de las camareras del campus se acercó a mí, con su siempre sonrisa de amabilidad estampada en el rostro.

- ¿Desea algo de tomar, cariño? -me preguntó.

-Si, gracias, un chocolate con crema y dos galletas espolvoreadas. -le contesté, sonriéndole de vuelta. La mujer asintió, anotando mi pedido y se fue. A veces el servicio de la cafetería me dejaba anonadada, eran más eficientes y sonrientes de los normales. Sobretodo aquella mujer que siempre parecía estar en todos lados. -Bueno, qué más da.

Esperando mi pedido, me acomodé en el asiento, metiendo mis manos en los bolsillos y observando por la ventana.

-¡Ay, mierda que frió- Me dije a mi misma al instante en el que abrí la ventana de mi habitación y una ráfaga de helado viento entro por mi ventana sin antes chocar contra mi piel erizandola y haciendo que me diera escalofríos y cerré la ventana enseguida, aquel que me escuchara no creería que una palabra tan fuerte como 'Mierda' hubiera salido de mi boca pero vamos, todos decimos malas palabras en algún momento de nuestra vida.

Me aleje de la ventana y camine hasta la orilla de mi cama para coger mi abrigo y mi bufanda, ya que iba de salida hacia la cafetería por un chocolate caliente y con la esperanza de encontrar alguna cara conocida. Salí de mi habitación colocándome el abrigo y la bufanda, mientras caminaba hacia la doble puerta de madera que indicaba la salida/entrada de la fraternidad me detuve de vez en cuando para saludar a algunos de los chicos.

Estando una vez afuera caminando por los alrededores del campus, me aferre al abrigo a la vez que mis manos buscaban calor en el interior de los bolsillos mientras que buscaba mi camino hacia la cafetería y estando una vez frente a la gran puerta de vidrio, saque una de mis manos del bolsillo y empuje la pesada puerta e inmediatamente el caliente aire que tiraba la calefacción me dio directo en la cara, al menos aquí se estaría mejor que afuera. Me afloje la bufanda y me quite el abrigo mientras me habría paso entre las mesas buscando con quien sentarme y a lo lejos una cabellera oscuro llamo mi atención, era Alana.

-Me das un chocolate caliente por favor y una torta de limón- Dije amablemente a la mesera que había atendió a Alana anteriormente y a quien de casualidad me encontré mientras me acercaba a la mesa, esta asintió y se retiro. -¡Lana!- Dije su nombre con una pequeña sonrisa mientras colocaba una mano sobre su hombro para saludarle con un beso en la mejilla y luego sentarme. -¿Porque tan sola?- Pregunte mientras dejaba el abrigo en la silla de junto.

Me sorprendí cuando alguien besó mi mejilla pero rápidamente esa mueca se transformó en una amplia sonrisa al contemplar a Eli, una de mis mejores amigas, que acababa de llegar. Como casi siempre, volví a sonreírle mientras me acomodaba más en la silla. Hacía más frío que de costumbre, pensé para mis adentros, cuando vi que varias meseras llevaban tazas humeantes a las demás mesas. Qué envidia, yo me moría de frío y sin poder calentarme.

-No tenía nada que hacer y no había nadie quién me acompañará. -le contesté, suspirando, mientras cogía una pajilla y jugueteaba con ella. - ¿Cómo vas tú, qué te trae por acá, Eli? -le pregunté amablemente, apoyándome por completo en la mesa. Era una de las personas con quién podía confiar y divertirme, por eso me agradaba mucho y se había convertido en una de mis mejores amigas en tampoco tiempo. -Por cierto, ¿Has visto a Nina? La estuve buscando esta mañana, pero no tuve éxito. -bufé, deshaciendo la pajita.

En ese mismo momento, llegó la amable camarera con una bandeja con los pedidos. Las humeantes tazas de chocolate me llamaron la atención y sonreí ante la idea de poder reconfortarme. La mujer nos sonrió a ambas, colocando los platillos y las tazas de tal forma que cada una de nosotras pudiéramos cogerlas.

-Aquí tienen, chicas. Un chocolate con crema y otro caliente, dos galletas espolvoreadas y una torta de limón, que lo disfruten. -añadió para luego dejar la mesa. La miré, y no pude evitar reír cuando noté que la chica tenía patines puesto. Raro, todo el mundo quería usar patines.

Volví a fijar mi vista en Eli, tomando entre mis manos el pocillo con chocolate y crema para darle un sorbo. Cuando el delicioso calor recorrió mi cuerpo, me sentí reconfortada, era una dicha después de tanto invierno desastroso.

-Por cierto, ¿cómo vas con... Damien? -pregunté, mirándola de reojo. ¿Era bastante normal hacer preguntas de ese tipo, no? Aquel individuo no tenía especialmente la fama de ser considerado ni nada por el estilo y mi mejor amiga estaba... "enrolada" con él, ¿debía interesarme, pues? Desvíe la atención y decidí pasar los interrogantes con una de las galletas que estaban deliciosas mientras esperaba que Eli me contestará.

Una vez sentada logre acomodarme en mi silla llevando todo mi peso hacia adelante apoyando mis brazos sobre la mesa mientras entrelazaba mis dedos dándome calor en ambas manos. -Por eso ya no te preocupes, que aquí estoy yo- Dije con una sonrisa divertida guiñándole un ojo. -Pues lo que atrajo a todo el mundo aquí, me atrajo a mi también- Reí levemente mientras torcía el cuello a ambos lados mirando, la cafetería estaba repleta que alguno no alcanzaron a tener un lugar, por lo que optaban por sentarse encima de otro, en las mesas o inclusos hacer círculos en el suelo como lo hacen en el jardín de niños. Negué con la cabeza al escucharle preguntar sobre Nina -No la he visto desde la mañana tampoco, seguro anda por ahí, haciendo a saber que cosa- Dije con una leve mueca.

Retire mis brazos de la mesa al notar la presencia de la mujer quien llegaba con nuestros pedidos, me frote las manos y me pase la lengua por los labios al ver como el humo se desprendía del chocolate caliente al igual que ver la torta de limón, la boca se me estaba haciendo agua. -Gracias- Dije amablemente a la señora para luego enarcar una ceja al ver los patines que llevaba puestos, eran muy llamativos, ni los que usaba yo eran así, agite la cabeza para olvidarme de aquello y concentrarme en lo que importaba.

Le sonreí instantáneamente a Alana al notar como me miraba mientras agarraba su taza de chocolate para luego hacer yo lo mismo, alce lentamente la taza y antes de darle un sorbo, aquel humeante olor entro por mi nariz y ya pude sentir como mi cuerpo se calentaba.

Fruncí el ceño al escuchar la pregunta de Alana, me parecía extraño que me preguntara a mi por Damien cuando sabia que no me caía bien. -¿Que como me va? Pues supongo que mal como siempre- Conteste a su pregunta a la vez que baja la taza poniéndola sobre la mesa. -¿Porque lo preguntas?- Pregunte en un tono de curiosidad, ¿Como mas me podría ir con Damien que mal?. Tome el pequeño tenedor en mis manos y partía un pequeño trozo de la torta llevándola a mi boca.

Me desanimé un poco al escuchar lo de Nina, pero tenía razón, ella siempre andaba por ahí, así que... ¿qué más daba? Luego la encontraría para darle ese importante recado -aunque ahora no lograba recordar qué era-. Seguí escuchándola atenta mientras volvía a beber un poco de chocolate con crema. Su olor era embriagante y estaba tan delicioso que hacía bailar mi paladar. Al igual que debía haber notado Eli, la cafetería estaba llena. Todos los chicos parecían haber decidido reunirse en este frío día para ir a tomar un poco de chocolate caliente para reconfortarse. Tanto era el ajetreo que las camareras habían empezado a utilizar patines. Llamativos patines que atraían la atención de cualquiera.

Reí, levemente, cuando escuché a Eli reír. Estaba segura de que había pensado lo mismo que yo, congeniamos casi siempre. Volví a colocar la taza en la mesa y me dispuse a coger una de las galletas para devorarla cuando la pregunta de la chica me hizo parar en seco.

¿Por qué lo preguntaba?, me pregunté a la vez yo misma, alzando la vista para mirar los verdes ojos de Elizabeth. Al ver su ceño fruncido no hice más que encogerme de hombros, llevarme la galleta a la boca y morder mientras meditaba mi respuesta. ¿Qué le podía decir? En primer lugar, ¿por qué se lo había preguntado? Al borde de una parálisis mental, me decidí por lo más fácil: Mentir. No se me daba muy bien, pero era práctico y sencillo.

-Simple curiosidad. -respondí, sacudiendo la mano llena de migajas. No era del todo una mentira, sólo una verdad a medias. Así que le sonreí para limar los puntos que podían parecer sospechosos. Tampoco deseaba que me bombardeará con preguntas hasta hacerme revelar la verdad. Además, a todos nos caía mal el Wrath y no era puesto en duda que la "princesa de hielo" se llevará bien con aquel indiferente. - ¿Qué tal está la torta de limón? -pregunté distraídamente, enfundando mis manos dentro del jersey. A pesar del chocolate, aún tenía un poco de frío.

Aun sostenía la caliente taza de chocolate entre mis manos dejando que el calor que desprendía por la cerámica derritiera el frió que rodeaba mis manos, acerque la taza a mi boca y le di un pequeño pero gustoso sorbo al chocolate dejando escapar un 'Ahhh' con los ojos cerrados mientras que mi garganta saboreaba el dulce sabor del chocolate bajar por ella. Mi pequeño momento entre mi chocolate y yo se miro arruinado con el ruido de una bandeja caer al suelo y el grito de una chica, gire la cabeza y mire que una de las meseras que andaban en patines habían tropezado y había dejando caer uno de las tazas de café sobre la chica que grito. -Auch, pobre chica- Dije con una pequeña mueca al ver como la mesera trataba de limpiar la blusa de la morena mientras esta no hacia nada mas que gritarle pero bueno aquello era algo que no me incumbía por lo que fije mi atención en Alana.

Mientras degustaba del trozo de torta que estaba en mi boca mire a Alana un poco extrañada aunque estaba acostumbrada que me preguntara como me iba con los chicos pero el hecho que me preguntara por Damien estaba un poco raro, no se soportaban aunque siempre he sospechado que Alana siempre se ha sentido atraída por el y quien no, es guapísimo y de por si el mas popular de todo el campus.

Escuche su contestación y simplemente le mire con un leve gesto de cabeza, eramos mejores amigas y sabia perfectamente cuando mentía y cuando decía la verdad, estaba mintiendo pero preferí 'creerle' para evitar problemas por un chico, problemas que estaban sobre evaluados gracias a películas y programas de televisión. Opte por no comentar o decir nada ante su respuesta porque conociéndome de seguro le empezaría a caer con mil preguntas al respecto pero tarde o temprano hablaría con la verdad. -Esta sabrosa, mejor que en otros lugares- Dije mirándole. Sin duda alguna la torta de limón de la cafetería del campus, era mejor que en cualquier restaurante caro o de importación.

Dejé de tomar el chocolate y morder las galletas cuando una de las meseras derramó accidentalmente café encima de una de las chicas. Al igual que Eli, pensé lo mismo, pobrecita, eso debía arder y mucho. Compadeciendo a la mujer, retomé la merienda, cogiendo de nuevo una de las galletas a medio comer. Ambas estaban mordisqueadas, había estado tan distraída últimamente y un poco perturbada porque no podía encontrar a Lizzie y Nina no estaba por ahí. Sólo me quedaba a Eli y, quizás, ella también estaría ocupada en cualquier momento.

Con placer, me revolví en el asiento acercándome la otra galleta y le daba un mordisco. Hice un “Hmph” cuando el sabor volvió a penetrar mis papilas gustativas, saciando un poco el hambre que me había dado. Quise llamar nuevamente a la mesera para ordenar otra cosa, pero no había terminado de acabar lo que tenía enfrente de mí. Inclinándome hacía adelante, observé la taza de chocolates a medio llenar, tan cerca estaba que mi nariz se humedeció por el vapor que desprendía la bebida caliente. Sonreí, tomando entre mis manos el chocolate espumoso y lo llevé a mis labios para darle otro sorbo. Otra vez, fue reconfortante y cálido, no pude evitar pasarme las manos por los brazos cuando volví a dejar la taza en su lugar, así quizás, entraba en calor.

—No la he probado, pero seguro a que sí—le contesté con una pequeña sonrisa. Suspiré para mis adentros porque había dejado el tema de la pregunta zanjado y quizás, siendo Eli, tal como es, podría abordarme con un montón de cuestiones obligándome a revelar “la verdad” tras ello. Tampoco es que tuviera mucho que decirle. Simplemente me había entrado curiosidad y punto. ¿La gente es curiosa, no? —Y dime, ¿qué tal te va? ¿Ha pasado algo interesante? —pregunté como si fuera lo más corriente del mundo mientras echaba uno de los mechones para atrás y fijaba mi vista en el vidrio junto a nosotras. Había unos chicos manejando patineta a fuera, haciendo todo ese tipo de piruetas que podrían hacer que más de uno se quebrará un brazo u otra parte del cuerpo.

Uno de mis brazos reposaba sobre la mesa mientras que mi codo hacia lo mismo a la vez que mi mentón descansaba sobre la palma de mi mano observando a Alana comer sus galletas, fruncí el ceño al ver que ambas galletas estaban mordisqueadas pero no le puse tanta atención aquello ya que prefería concentrarme en la manera de como quitarme el frió que invadía todo mi cuerpo a pesar de la calefacción.

La mano que servia de soporte para mi mentón ahora se encontraba enredada en la agarradera de la taza y levemente la alce hacia mi para volver a recuperar el 'intimo' momento entre el chocolate y yo, el cual interrumpidos momentos atrás por el pequeño tropiezo de la mesera y los gritos de aquella chica morena pero antes de darle otro sorbo y dejar que el calor se apoderara de mi boca y garganta, torcí el cuello a ambos lados asegurándome de que no habrían mas incidentes, sonreí al verificar que todo estaba despejado y lleve la taza a mi boca y le di un largo sorbo sintiendo como el humor que aun desprendía del liquido caliente golpeaba mi rostro y momentos como esos eran los placeres de la vida.

-Deberías, te doy permiso para que la pruebes- Le dije amablemente con una pequeña sonrisa mientras acercaba el pequeño plato donde reposaba la torta de limón hacia ella a la vez que le entregaba el tenedor. Puede que por ahora se haya salvado del interrogatorio acerca de Damien pero tarde o temprano terminara confesado aunque mas tarde que temprano pero de igual manera lo iba hacer. -Pues me va bien pero interesante lo dudo- Conteste mirándole para después fijar mi vista en la ventana que miraba donde claramente estaban algunos chicos en patineta haciendo lo suyo. -¿Tu que tal?- Le pregunte mientras continuaba viendo a los chicos haciendo sus piruetas.